Era estricta y rigurosa con sus alumnos. Su impronta marcó a varias generaciones de estudiantes que cursaron en el colegio Guillermina. Pero era imposible no quererla. Así, por lo menos, la definieron alumnos, ex alumnos, profesores y padres que ayer, durante toda la tarde, colmaron la parroquia del colegio, en avenida Sáenz Peña al 600, para darle el último adiós a quien fue su rectora por 40 años.
María Jesús Justina Lasterra nació el 26 de septiembre de 1925 en Carrasposa, una ciudad de la comunidad de Navarra, España. A principios de la década del 60, cuando ya se había ordenado como religiosa, el destino la ubicó en San Miguel de Tucumán. En 1964, fue designada rectora y directora del colegio Guillermina.
"Ella fue mi mamá durante 10 años. Yo era de Choromoro, y estaba como interna en el colegio de lunes a viernes. Todo lo que soy se lo debo a ella. Todavía llevo una bolsita en la cartera donde guardo los papeles para no tirarlos en el piso, tal como ella me enseñó", recordó Elsa Hasán, de 54 años.
Todos reconocieron que la madre Jesús, como la llamaban, fue una visionaria en el crecimiento de la escuela. "Cuando egresé, en 1975, ella ya hablaba de tener un gimnasio techado y una pileta. Y lo consiguió", dijo Hasán.
"Era emprendedora. Si tenía un objetivo, siempre lo conseguía. Era muy estricta con todos, pero la queríamos. Ella dedicó su vida al colegio", contó Mónica de La Orden, profesora de Matemáticas del Guillermina.
La religiosa María del Pilar Blasco Villar manifestó que no estaba previsto que la madre Jesús viajara el domingo a la noche. "Tenía que ir yo, pero me enfermé. La que tendría que haber muerto soy yo", expresó, con mucho dolor.
"Sacaba lo mejor de cada uno. Si íbamos con algún chisme, nos reprendía, porque eso estaba mal. Es verdad que era muy estricta con los chicos, pero siempre su reto iba acompañado de un consejo. Algunas se acordarán cuando ella, hace muchos años, las reunía en el salón de actos y les daba consejos", rememoró Blasco Villar.
El crecimiento en infraestructura del establecimiento educativo fue idea exclusiva de la madre Jesús. Ella ideó todo. "La madre Elena siempre decía que la música del martillo se terminará cuando muera la madre Jesús. Pero las obras siguen", comentó la madre Pilar.
Actualmente, Lasterra era la representante legal del colegio y madre superiora de la congregación de la Inmaculada Concepción. "Nunca se olvidaba de sus alumnos. Tenía una capacidad para recordar el nombre de todos cuando nos encontraba en la calle. Me acuerdo que la crucé hace unos años, y al saludarme me preguntó por toda mi familia, recordando lo que hacía cada una. Nunca la vamos a olvidar", dijo Celeste, una ex alumna.